lunes, 29 de septiembre de 2008

...las palabras que yo hos he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63

Cuando Jesús hablaba, impartía vida a todos aquellos que le escuchaban. Sus palabras traían consuelo al afligido, esperanza al menesteroso, eran palabras de liberación, de redención, de corrección, de sanidad, el hablaba de lo que había escuchado....el lenguaje de DIOS.

Y porqué impartía espíritu y vida? Muy sencillo, porque el era la palabra, el Verbo de Dios hecho carne. "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros ( y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad"

Cuando leo esto, caigo en una profunda reflexión y me pregunto. Están mis palabras, impartiendo espíritu y vida en los demás?. Tremendo reto, me asombra descubrir que muchas veces hago lo contrario. Es triste también descubrir, que en ocasiones desde las Iglesias Cristianas, cuando predicamos el "mensaje de DIOS", hemos perdido el potencial que tenemos de impartir espíritu y vida. (Como dice la Pastora , muchos se han convertido en simples motivadores).

Y cómo no ha de suceder esto, si hemos perdido la comunión con Jesús, aquel que imparte la vida de Dios en nosotros.

"Permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el pámpano no puede llevar fruto por
si mismo, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, sino permanecéis en mí"
Juan 15:4

Hemos cambiado el Ser por el Hacer, nos afanamos tanto por servir a DIOS, que hemos dejado de conocerle, de disfrutarle, de amarle, de estar en su presencia, de pasar momentos a solas con EL..., y muchas veces hablamos de lo que no conocemos.
Somos llamados a impartir la vida de DIOS en los demás. La iglesia es la voz de DIOS, en una sociedad perdida y sin esperanza, nuestras palabras deben traer un mensaje de "buenas nuevas de salvación", debemos edificar a nuestro prójimo, estamos puestos para bendecir.
Quiera Dios que impartieramos vida, que impartiéramos espíritu, estimulemos la vida de nuestro prójimo con palabras de amor y de esperanza. Imparta vida con sus palabras a su esposo, esposa,hijos, madre, padre, hermano, amigo y aún al desconocido.

Traigo a memoria las palabras, que una vez DIOS susurró a mis oidos.
"Con amor eterno, te he amado, por tanto
te prolongué mi misericordia" Jeremías 31:3
Cuanta vida impartió, cuanta esperanza, cuanto consuelo, cuanto amor, me ha sostenido en momentos de dificultades, de soledad y de dolor.

Dese la oportunidad , de impartir espíritu y vida, sobre aquellos que están a su alrededor, establezca una relación profunda con DIOS por medio de Jesucristo y dígales cuanto les ama.

Recuerde que hoy, también Dios le dice a usted:

"Con amor eterno , te he amado"
Jeremías 31:3

Autor: Mauricio García

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